viernes, 24 de febrero de 2017

Spawn: mi puerta al infierno... de los cómics

Hubo una época, hace bastantes años, en la que consideraba que todos los superhéroes eran iguales y, de alguna manera, despreciaba todo el mundo de las historietas.
Recuerdo que un compañero del antiguo gimnasio al que iba (cerró hace mucho tiempo) era un fanático de los cómics y yo, como buen adolescente en plena edad del pavo, me burlaba de él. De hecho, despreciaba completamente todo lo que me explicaba. Tengo muy fresco el recuerdo de mis comentarios despectivos hacia Savage Dragon...


Un día a este chico, como no podía ser de otra manera, se le hincharon las narices y me trajo, así sin avisar, toda su colección de Spawn para que la leyera. Si no voy mal de cuentas, ahora mismo en la serie de Spawn hay publicados 270 números (a un cómic por mes, eso son 22 años de publicación. Ojo que se dice pronto). Creo no equivocarme si digo que me trajo cerca de 100 números para que los leyera y le diera mi opinión... aunque igual mi mente exagera muchísimo una situación que paso hace tantos y tantos años atrás... el caso es que me llegué a casa con el pelo mojado, la mochila del gimnasio y una bolsa llena de cómics de Spawn para leer...

Y de qué manera los leí... en aquella tierna edad, nunca antes había leído antes parecido: Al Simmons (un hombre negro, miembro de élite de la CIA, por dar datos) es asesinado por su propio compañero (quemado vivo, por dar más datos) y va al infierno (como no podía ser de otra manera) dónde hace un pacto con un Diablo.

El trato es el siguiente: Al Simmons vuelve a la vida con unos poderes asombrosos. La parte mala: vuelve completamente desfigurado y llevando un traje ajustado y cadenas (vuelve en plan superhéroe, vaya). La parte más mala: su mujer se ha casado con su mejor amigo y tiene una hija de ya cinco años (ha pasado tiempo muerto, el pobre Al). La parte peor de todas: tiene poder para hacer casi cualquier cosa pero cuando se agoté ese poder volverá al infierno.



En definitiva, toda la situación no es más que un juego de Malebolgia (rey del octavo nivel del infierno, o algo así) para torturar a Spawn y hacer que abrace el mal que hay en su interior de manera voluntaria. De esta manera, se convertiría en el comandante de un ejército de huestes infernales y... la liaría parda...

Tanto texto para decir que, en resumen, me fascinó la idea de basar un cómic no en la eterna lucha entre el bien y el mal, sino en el conflicto interno de una persona, en los conflictos morales y la toma de decisiones.

Claro que el hecho que presentaran a Dios como una abuelita negra también era bastante chocante. Y claro, más adelante aparecía Angela dando caza a Spawn... en fin... que me leí todos los cómics de una sentada.


Hace bastante tiempo que no leo nada de Spawn (coleccioné en su día Curse of the Spawn, una serie de historias ambientados en esos mundos tan oscuros, violentos y malsanos que caracterizan el universo de Spawn). Por lo que he podido ver por aquí y por allí, Al Simmons ya no es Spawn (acabó suicidándose al entender que era la única manera de desmantelar los planes del infierno) y supongo que habrán pasado muchísimas cosas más.

Como curiosidad, compré algunos números de la colección original de Spawn; no todos, dado que son muchísimos, pero si los más entrañables: el primer número, el cómic en el que aparece por primera vez Angela... creo que hasta tengo un cómic en el que Spawn se enfrenta a Batman, aunque no tengo muy claro dónde debe estar guardado...


En el fondo, usé la puerta al infierno que Malebolgia le ofreció a Al Simmons para ver los cómics de otra manera. Bien por Malelogia... supongo.. pobre Al...

«Cuando la realidad decide doblarse, la Fe, Esperanza, y Verdad son las primeras en salir por la ventana.» (Spawn).

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