lunes, 27 de febrero de 2017

La hermana secreta de Thor y Loki

En la entrada anterior hablaba de la colección de Spawn, y de algunos de los personajes que aparecen en sus páginas como, por ejemplo, Angela.

Pero quizás la mejora historia de Angela no aparece en ningún cómic, sino en los juzgados... Y es que sobre el año 1993 McFarlance contrató a varios autores para que escribieran un número de Spawn. Entre nombres como Alan Moore, Frank Miller y Dave Slim, estaba también el de Neil Gaiman.

A Neil lo conoceréis seguro, aunque no hayáis leído ningún cómic, por la peli Stardust (basada en la novel homónima que escribió Gaiman). El caso es que él creo a los siguientes personajes:

Cogliostro que, al igual que Al Simmons, es un Spawn. Sin embargo, su poder está prácticamente agotado: cualquier uso que haga de él lo devolverá al infierno.


Medieval Spawn es un caballero inglés asesinado a traición y devuelto a la tierra por Malebolgia. Se resistió a convertirse en un soldado del infierno y se rigió siempre por las normas de caballería hasta que fue cazado por...


Angela, posiblemente la mejor cazadora de demonios que jamás haya existido.


Por lo que se ha podido saber, todo fue estupendamente hasta que a Todd McFarlane dejó de parecerle bien que Neil Gaiman tuviera los derechos de estos personajes, que tan bien estaban funcionando en sus cómics así que... lo denunció...

Parece que hubo una gran batalla legal, con jucidios, demandas, apelaciones y todo este tipo de cosas en las que Daredevil se encontraría la mar de cómodo y, finalmente, el juez le dio la razón a Gaiman.

¿Y qué hizo con los derechos de sus personajes que había recuperado? Algo realmente delicioso si tenemos en cuenta que Todd McFarlane había dejado Marvel Cómics... ¡vendérselos a la casa de las ideas!

Así que Angela pasó de ser una cazadora de demonios a convertirse, en el año 2013, en la hermana secreta de Thor y Loki. ¡Toma ya!


Y es que hay veces que las mejores historias están fuera de las viñetas...

«Si existe algo más inestable que la armas, son las personas.» (Hulk).

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viernes, 24 de febrero de 2017

Spawn: mi puerta al infierno... de los cómics

Hubo una época, hace bastantes años, en la que consideraba que todos los superhéroes eran iguales y, de alguna manera, despreciaba todo el mundo de las historietas.
Recuerdo que un compañero del antiguo gimnasio al que iba (cerró hace mucho tiempo) era un fanático de los cómics y yo, como buen adolescente en plena edad del pavo, me burlaba de él. De hecho, despreciaba completamente todo lo que me explicaba. Tengo muy fresco el recuerdo de mis comentarios despectivos hacia Savage Dragon...


Un día a este chico, como no podía ser de otra manera, se le hincharon las narices y me trajo, así sin avisar, toda su colección de Spawn para que la leyera. Si no voy mal de cuentas, ahora mismo en la serie de Spawn hay publicados 270 números (a un cómic por mes, eso son 22 años de publicación. Ojo que se dice pronto). Creo no equivocarme si digo que me trajo cerca de 100 números para que los leyera y le diera mi opinión... aunque igual mi mente exagera muchísimo una situación que paso hace tantos y tantos años atrás... el caso es que me llegué a casa con el pelo mojado, la mochila del gimnasio y una bolsa llena de cómics de Spawn para leer...

Y de qué manera los leí... en aquella tierna edad, nunca antes había leído antes parecido: Al Simmons (un hombre negro, miembro de élite de la CIA, por dar datos) es asesinado por su propio compañero (quemado vivo, por dar más datos) y va al infierno (como no podía ser de otra manera) dónde hace un pacto con un Diablo.

El trato es el siguiente: Al Simmons vuelve a la vida con unos poderes asombrosos. La parte mala: vuelve completamente desfigurado y llevando un traje ajustado y cadenas (vuelve en plan superhéroe, vaya). La parte más mala: su mujer se ha casado con su mejor amigo y tiene una hija de ya cinco años (ha pasado tiempo muerto, el pobre Al). La parte peor de todas: tiene poder para hacer casi cualquier cosa pero cuando se agoté ese poder volverá al infierno.



En definitiva, toda la situación no es más que un juego de Malebolgia (rey del octavo nivel del infierno, o algo así) para torturar a Spawn y hacer que abrace el mal que hay en su interior de manera voluntaria. De esta manera, se convertiría en el comandante de un ejército de huestes infernales y... la liaría parda...

Tanto texto para decir que, en resumen, me fascinó la idea de basar un cómic no en la eterna lucha entre el bien y el mal, sino en el conflicto interno de una persona, en los conflictos morales y la toma de decisiones.

Claro que el hecho que presentaran a Dios como una abuelita negra también era bastante chocante. Y claro, más adelante aparecía Angela dando caza a Spawn... en fin... que me leí todos los cómics de una sentada.


Hace bastante tiempo que no leo nada de Spawn (coleccioné en su día Curse of the Spawn, una serie de historias ambientados en esos mundos tan oscuros, violentos y malsanos que caracterizan el universo de Spawn). Por lo que he podido ver por aquí y por allí, Al Simmons ya no es Spawn (acabó suicidándose al entender que era la única manera de desmantelar los planes del infierno) y supongo que habrán pasado muchísimas cosas más.

Como curiosidad, compré algunos números de la colección original de Spawn; no todos, dado que son muchísimos, pero si los más entrañables: el primer número, el cómic en el que aparece por primera vez Angela... creo que hasta tengo un cómic en el que Spawn se enfrenta a Batman, aunque no tengo muy claro dónde debe estar guardado...


En el fondo, usé la puerta al infierno que Malebolgia le ofreció a Al Simmons para ver los cómics de otra manera. Bien por Malelogia... supongo.. pobre Al...

«Cuando la realidad decide doblarse, la Fe, Esperanza, y Verdad son las primeras en salir por la ventana.» (Spawn).

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miércoles, 22 de febrero de 2017

Yo también soy Peter Parker

No pocas veces ha surgido el tema "¿y a ti qué superhéroe te gustaría ser?". Que si Flash, Batman, Thor... la verdad es que las respuestas varían mucho, dependiendo de la persona y de la situación. Pero yo siempre digo lo mismo "soy como Peter Parker" y, enseguida, antes de que nadie diga "querrás decir Spider-Man", repito: "Peter Parker".

Me siento tan identificado con el joven Parker que, a veces, creo que Stan Lee y Steve Dikto me tenían en mente cuando lo estaban creando. Por supuesto, es una sensación totalmente planeada y que, doy por hecho, le pasa a muchísima gente más.

Y es que la dualidad Peter/Spider-Man es algo en lo que todos nos vemos reflejados: en nuestra vida cotidiana, por decirlo de alguna manera, no somos "nadie". Está claro que todos somos importantes, que a todos nos quieren y que todos somos necesarios en nuestros círculos de gente próxima (no necesariamente una proximidad física: se puede estar ahí a pesar de vivir a cientos de kilómetros de distancia); sin embargo, cuántas veces nos sentimos impotentes viendo algo que consideramos injusto pero que, por el motivo que sea, no podemos hacer nada.



Y ahí es dónde entra Spider-Man. Peter Parker, como estudiante y fotógrafo mal pagado, no puede dar una buena lección a la gente que le hace bullying, ni detener a los delicuentes ni, tampoco, enfrentarse a supervillandos. Pero Spider-Man sí.

Nosotros, como personas normales y corrientes en un mundo en el que, a veces, las injusticias ocultan la cara amable de la realidad, no podremos hacer nada en la mayoría de ocasiones. Pero nuestro sentido arácnido está ahí, palpitando, esperando el momento adecuado para actuar.

No puede el trepamuros sin el estudiante. No hay superhéroe sin fotógrafo mal pagado. Por eso yo soy Peter Paker. Porque, de alguna manera, también soy Spider-Man.


Como Peter, también he tenido que sufrir risas y burlas en el colegio. También he tenido que pasar por situaciones angustiosas. También he creído que no lo conseguiría.

Pero, como Spider-Man, también me he levantado una y otra vez, intentando hacer siempre lo correcto. También he superado todos los obstáculos, hasta llegar dónde estoy ahora.


Recordad: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. El poder lo tiene Spiderman, pero la responsabilidad le corresponde a Peter Parker.

Yo tengo ese poder. Yo tengo esa responsabilidad.

Yo soy Peter Parker.

«Eres mucho más fuerte de lo que crees y de lo que imaginas.» (Superman).

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lunes, 20 de febrero de 2017

Sin fotos de Jan

Si seguís el instagram de este blog habréis visto que hemos pasado el fin de semana en Teruel, disfrutando de las fiestas de las Bodas de Isabel de Segura. Aunque mi pareja, por tener familia allí, es una asidua recurrente, para mi ha sido el segundo año de un montón que vendrán en el futuro, ya que son unas celebraciones que, en mi opinión, son dignas de ver.

El caso es que el domingo estábamos paseando por el centro de Teruel cuando vino corriendo detrás nuestro una señora haciéndonos señas. Ni nos devolvía nada que se nos hubiera caído, ni quería preguntarnos ninguna dirección: quería hacerse una foto con nosotros.

Como ya digo, son unas fiestas que disfrutamos muchísimo, así que vamos vestidos para la ocasión. Este año, mi pareja iba de doncella de noble cuna y yo de vulgar tabernero (por aquello de ceñirnos a la realidad y tal), y lo cierto es que íbamos bastante vistosos (más ella que yo, obviamente). Supongo que esa señora se hartaría de hacerse fotos con gente, dado que muchísimas personas van vestidas para la ocasión y, algunas, con trajes espectaculares.

Como el camino de regreso a casa en coche da para hablar un poco (unas cuatro horas, más o menos) comentamos el hecho de que alguien, completos desconocidos, tenían ahora fotos en las que salíamos nosotros. Abrazados y bien sonrientes a gente que no volveremos a ver en la vida. 

A pesar de que nos hizo mucha gracia el tema, esta situación ha dado lugar a que escriba esta entrada y explique el motivo por el que no publico (ni publicaré) fotografías de Jan en este blog (ni en instagram tampoco, claro).

Me gusta pensar que este blog tiene, bajo un montón de capas de superhéroes y páginas de cómic, una esencia un tanto más profunda: intento explicar, a mí manera, lo que significa para mi ser tío.

Y es que tener un sobrino implica muchísimas cosas pero, tal y como yo lo veo, la más importante es la responsabilidad: para mi es fundamental comportarme de manera responsable para/con mi sobrino.

Cuando crezca algo más formaré parte activa en su educación; cosas como cuidar los hábitos alimenticios, gestionar sus ratos de ocio, enseñarle un mínimo de educación vial... tienen que tener un lugar primordial en el día a día. ¿Por qué? Porque ser tío significa remar en la misma educación que los padres y abuelos, colaborar y ayudar para que Jan sea lo más feliz que pueda y se convierta en la mejor persona posible.

Porque no sirve de nada malcriar a un sobrino y luego «devolvérselo» a sus padres para que lo «arreglen».

Porque no tiene ningún sentido subir fotos de un niño de 5 meses en una página web en la que puede entrar cualquier persona.

Cuidado, que estoy encantado de poder compartir vivencias, opiniones, ideas y, sobretodo, cómics, con todos vosotros. Y cuanta más gente entre aquí, mejor.

Pero no creo que sea responsable por mi parte publicar fotos de Jan.

De la misma manera que no sería responsable subir fotos mías: ¡os asustaríais todos y aquí no volvería nadie!

«Un café con leche y un crosissant...» (Superlópez).

miércoles, 15 de febrero de 2017

Battle Chasers

Si alguna vez os ha dado reparo tardar en entregar un proyecto, o demoraros más de la cuenta en hacer algo en concreto, no temáis: es muy difícil que consigáis superar al maestro Joe Madurerira.

En mi opinión, Madurerira es un genio. Así, sin más: posiblemente el dibujante que más me ha gustado nunca. Seguramente habrá otros mejores, con mejor trazo o una técnica superior o qué sé yo pero, para mi, Madurerira es el dibujante perfecto. 

Y, como todos los genios, ha hecho un poco lo que le ha dado la real gana, Por ejemplo: dibujaba una media de dos o tres números de Battle Chasers al año. En total, sacó nueve números en cuatro años, dejando la serie inacabada, claro está.

Battle Chasers es un cómic que me gusta muchísimo por varios motivos: su ambientación fantástico medieval, los dibujos de Joe Madureira y el color de Liquid! (nombre a partir del cuál creé el primer nick por el que fui conocido en internet, hará unos viente años o algo así).


Sin embargo, una de las cosas que más me sorprende de este cómic es lo bien que ha aguantado el paso del tiempo: a pesar de tener casi veinte años (el primer número fue publicado en el 98) tanto el dibujo como la estructura narrativa son terriblemente modernos.

Es una historia llena de tópicos (el renacer del héroe caído en desgracia, la niña que hereda el objeto de poder de su padre, el golem simpático con el mago cascarrabias...) que me gusta releer de vez en cuando. No hay nada nuevo ni innovador. No inventa nada sino que coge todos los elementos que podrían considerarse clásicos de este tipo de historias, y los convierte en algo tremendamente entretenido y ameno de leer.

Lo que habría dado para que esta serie continuara... pero Joe tenía otros objetivos en la vida: decidió que quería hacer videojuegos. Comenzó dibujando, con su trazo inconfundible, el arte de los dos Dark Siders:


Y, finalmente, acabó haciendo un KickStarter para publicar un juego basado en... Battle Chasers.

Lo cierto es que ha sido criticado, y creo que con bastante razón, por su poca seriedad con las fechas de entrega, sus demoras y dejar colecciones a medio terminar.

Pero hay dos cosas que podemos aprender de esto: para empezar, que tenemos que disfrutar de lo que tenemos, sin pararnos a pensar en cómo acabará. Cada uno de los números publicados de BattleChasers es una maravilla. No importa que la historia no esté acabada.

Y segundo, que hay que perseguir los sueños: si algo te gusta, si algo te apasiona de verdad, déjalo todo y lánzate a conseguirlo. Aunque tardes veinte años. Aunque tengas que dejar lo que, para mi, es la mejor colección de cómics, sin acabar.

Y es que Madureira, en mi opinión, es un genio y, como tal, hace un poco lo que le da la real gana.

«El precio de la libertad es alto, y es un precio que estoy dispuesto a pagar.» (Capitán América).

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lunes, 13 de febrero de 2017

Portadas alternativas y en blanco

En ocasiones la portada de un cómic la dibuja un artista completamente diferente al que hace las viñetas del interior. Tengo un amiguete al que esto le repatea casi tanto como ver al Capitán América gritando «¡Hail Hydra!».

Hace muchos años, cuando recorríamos todas las tiendas de la ciudad en busca de cómics, podíamos llegar a comprar colecciones simplemente por el dibujo de la portada. Éramos jóvenes (bastante) e inocentes (no tanto). Como no teníamos acceso a internet, íbamos tienda por tienda, revisando todos los cómics que nos podían interesar, uno a uno... qué tiempos más buenos aquellos...

El problema era que la mayoría de cómics estaban cerrados en bolsas protectoras (no solían interesarnos demasiado las novedades, a decir verdad, y solíamos comprar colecciones antiguas) así que no podíamos ojear las páginas interiores para ver si realmente nos gustaba o no. En ocasiones, comprarlos era un acto de fe... qué tiempos más puñeteramente buenos eran aquellos...

El hecho de que el dibujante de portada fuera diferente al del interior es algo que a mi nunca me ha importado demasiado pero... ay... a mi amigo le tocaba la moral cosa mala... Por ejemplo: estoy convencido de que se negaría a comprar el número 1 de Campeones con la portada de Alex Ross (uno de sus dibujantes preferidos de todos los tiempos), por el simple hecho de que el resto de cómic no lo ha dibujado él. Os podéis imaginar lo que opina cuando, dentro de un mismo número, se alternan 3 o 4 dibujantes diferentes... ¡se pone verde como Hulk!

Últimamente las portadas alternativas se han puesto muy de moda: un mismo número se publica con 5 o 6 portadas diferentes. Habrá gente a la que le dará igual una portada u otra, otros querrán la de su dibujante favorito y los habrá también que quieran coleccionarlas todas. Para gustos, colores. Normalmente al final del cómic vienen todas las portadas que han sido editadas así que no le doy demasiado importancia al tema (es cierto que si tengo la opción de elegir compraré la que más me guste, pero no buscaré y rebuscaré por diferentes tiendas físicas u online para buscar una en concreto... salvo en contadas ocasiones que os explicaré en otro momento...).

Sin embargo, de un tiempo a esta parte han dado una nueva vuelta de tuerca a esta idea: las portadas en blanco. El cómic en cuestión viene con la portada completamente en blanco (a excepción del título de la colección, claro) para que se lo podamos hacer llegar a nuestro dibujante favorito y que haga un dibujo sólo para nosotros, o coger a todo el equipo creativo y que te lo firme o, en fin, lo que se nos ocurra.

Por poner un ejemplo, aquí tenéis un número de Spider-Man con Stan Lee en la portada (el dibujo es de Humberto Ramos), firmado por el mismo Stan Lee:


Es una idea que me parece maravillosa: creo que ahonda en la relación de proximidad entre artistas y lectores, y eso siempre es algo bueno. No sé si alguna vez haré algo similar. Pero la idea me parece estupenda y, de haber existido algo así cuando era joven, me habría obsesionado completamente.

Quizás intente que Alex Ross haga una portada chula y se la regale a mi amigo, por verlo rabiar... por recordad aquellos buenos tiempos...

«Mi secreto es que siempre estoy furioso.» (Bruce Banner).

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viernes, 10 de febrero de 2017

Todo el mundo necesita Campeones

Me va a costar muchísimo, pero ni os podéis llegar a imaginar cuánto, cambiar el chip y dejar de pensar en Oliver y Benji cuando digo «Campeones».

Pero no va a quedar otra porque ya se ha puesto a la venta el primer número de una serie que llevo tiempo esperando: Campeones, guionizada por Mark Waid y dibujada por Humberto Ramos; entintado y color por Víctor Olazaba y Edgar Delgado respectivamente.

A pesar de tratarse de una colección que viene directamente de los sucesos narrados en Civil War II, no es necesario haber leído nada para entrar de lleno en las aventuras de este grupo de adolescentes.


Por si acaso, en la primera página hay un pequeño esbozo de lo ocurrido que reza así: «La división causada en la comunidad superheroica por los acontecimientos ocurridos alrededor de Ulysses, el inhumano capaz de predecir el futuro, tuvo como consecuencia la decepción de los más jóvenes integrantes de la misma con respecto a sus adultos.»

A Ms. Marvel, Spider-Man y Nova no les mola nada de nada la actitud de los héroes adultos y deciden abandonar Los Vengadores. Sin embargo, no pueden dejar atrás lo que realmente son, superhéroes,  y deciden montar un nuevo grupo para ayudar a la gente. ¡Porque el mundo aún necesita héroes! (Y, posiblemente, más que nunca).

He leído el cómic dos veces ya, y cuanto más lo releo más me gusta. Me gusta el planteamiento actual de la serie (lleno de móviles, WhatsApps y hashtags), y de verdad que me encanta la relación entre Spiderman y Nova.


Denuncia Kamala Khan (Ms. Marvel), y cito textualmente, «la gente con poderes que resuelve las cosas a golpes y quita vidas cuando no es necesario. Que se enfrenta a criminales desarmados - incluso a niños desarmados - disparándoles». Y cuidado no está hablando de «superpoderes» sino de, simplemente, «poderes». Los poderes que puede tener un policía o un político...

Y es que, como ya hemos comentado en alguna ocasión, los cómics los escriben personas y, como cualquier otro medio de arte (porque los cómics son cultura, que nadie lo dude ni por un instante), sirven para expresar ideas, sentimientos y opinones. Y, por supuesto, para  denunciar situaciones injustas.


Nos toca vivir tiempos difíciles, inciertos, tanto política como económicamente. Pero, al menos en el universo Marvel, al fin han despertado #Campeones.

Es necesario, es que de hecho no hay otra manera, no perder la esperanza y seguir adelante.

En mi camino, estos Campeones vendrán conmigo.

«Oliver, Benji, los magos del balón...»

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miércoles, 8 de febrero de 2017

¡Este cómic me viene pequeño!

Tendría yo unos ocho o nueve años cuando entró en casa mi primer cómic de Spiderman. Igual que con el resto de cómics que tengo desde mi infancia, no tengo ni idea de dónde han salido... quizás me lo regaló algún familiar, o le pedí a mi padre que me lo comprase en alguna librería... la verdad es que no lo sé, pero estoy más que encantado de tenerlo.

Se trata del número 6 de Las daily-strip comics de Stan Lee y John Romita... aunque pueda parecer que el título hace referencia a personas quitándose la ropa día sí, día también ¡que no cunda el pánico! El único que se cambia de ropa es Peter Parker para ponerse su spidertraje... la tía May no enseña ni un tobillo...



De hecho, como su propio nombre indica en inglés (para mentes menos perversas que las vuestras) es una recopilación de tiras de cómic que se publican en periódicos.

Puesto que lo leí siendo muy jovencito, para mi destila nostalgia a más no poder y, como coleccionista que soy, me gustaría tener algún que otro número más (¿qué tal todos?) Así que me puse a buscar y encontré varios recopilatorios en Amazon.

¡Sería genial si fuera de mi talla!


Si no estoy mal informado, estas tiras empezaron a publicarse en 1977 y creo que siguen hoy en día (las historias que se presentan en estos cómics tiene su propia línea temporal, y no se ven afectadas por lo que ocurre en el resto de aventuras que se publican en otros formatos).

Me parece algo fantástico y que, quizás, engrosarán mi colección (la mía, no la de Jan) algún día.

«¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!» (El Conejo Blanco).

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lunes, 6 de febrero de 2017

Todos somos superhéroes

Hace unos días, mientras mi pareja se duchaba me dio tiempo a hacer su cama, la mía y limpiar los platos del desayuno. No es que tenga demasiado mérito, que ella no es Flash duchándose, pero al verme tumbando en el sofá me dijo "¿cómo te ha dado tiempo a hacerlo todo?" a lo que sólo encontré una respuesta válida es ese momento "es mi superpoder".

Ella, como no podía ser de otra manera, me llamó tonto (me llama tonto siempre a decir verdad... me gusta pensar que lo hace pensando en el batería de los trotamusicos, ya que yo también soy baterista...), diciéndome que yo no tenía superpoderes.

Y es algo en lo que no estoy de acuerdo, en absoluto: todos tenemos algo que nos hace diferentes. Que nos hace especiales. Todos tenemos superpoderes. Todos somos, a nuestra manera, superheroes.

Mi padre tiene cáncer. Ya sabéis como va esto: se extiende y empieza en un sitio y va ahora hacía aquí, ahora hacía allá. Pero, por simplificar, diremos que mi padre tiene cáncer de pulmón.

Miedo, frustración, rabia, impotencia.... Os podéis imaginar. La vida es muchas cosas a la vez y, una de sus características, es que no es justa. Algunas veces para bien, otras para mal. Pero no es justa.

El caso es que, en medio de todo este lío, por llamarlo de alguna manera, nació Jan y, con él, cambió todo. Por supuesto sigue habiendo miedo, pero ahora también hay esperanza.

En los pocos meses (cinco) que Jan lleva con nosotros mi padre se encuentra mucho mejor. Pero mucho, mucho: el cáncer ha remitido, ha ganado peso, las sesiones de quimio no lo dejan tan agotado... todo son buenas noticias.

Y es que todos, todos, tenemos superpoderes. Y Jan, que aún no sabe hablar (aunque con que ganas lo intenta, el tío), es capaz de sacarte una sonrisa en todo momento. De ayudar a mi padre a, espero, conseguir superar el cáncer.

No os dejéis nunca vencer: todos somos especiales. Todos tenemos superpoderes. Todos somos superhéroes.

¿El mío? Soy capaz de fregar los platos como si tuviera dentro la fuerza de la velocidad ;)

viernes, 3 de febrero de 2017

¡Caprichos!

Decía el agente Dale Cooper que tenemos que hacernos un regalo a nosotros mismos cada día. Un pequeño capricho. Para él, era suficiente con un buen café, un donut o una tarta de cerezas.

Como el mundo es como es, contradictorio y lleno de opuestos, tenemos la deliciosa anécdota de que Kyle MacLachlan (el actor que interpretaba al agente Cooper en Twin Peaks) tuvo que comer tantas porciones de tarta de cerezas durante los rodajes ¡que acabó por detestarla!

Historias como esta, junto con un buen café (para el que tome) o un donut (que sean dos para mí), hacen que la vida sea maravillosa. 

Y ya que hablamos de caprichos, dejadme que os diga el mío de hoy: paseaba esta tarde por mi tienda de cómics habitual en busca de novedades que comprar a mi sobrino; he podido hacerme con el número tres de Superman Renacimiento pero  aún no ha salido a la venta ni el número tres de Flash, ni el nuevo número de Civil Wars II ni el primero de Campeones... así que toca esperar y volver a ir más adelante...

El caso es que, sin ser demasiado consciente de lo que hacía, mientras pensaba en todos los cómics que me faltaba por compar este mes, me he visto en la caja con el primer volumen de Spiderman de la colección Marvel Saga.

No soy capaz de plasmar en palabras lo mucho que me ha gustado. ¿Sirve si digo que lo he leído de una sentada, esta misma tarde? Me ha hipnotizado completamente, de principio a fin.


Así que termino el día supercontento (totalmente «super», con capa y todo) con este pequeño regalo que me he hecho a mi mismo.

Haced caso al agente Dale Cooper y ¡daros un capricho de vez en cuando!

«Las lechuzas no son lo que parecen.» (El Gigante).

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miércoles, 1 de febrero de 2017

¡Las grapas molan!

Una de las preguntas que más me repite la gente (aparte de si es cierto o no que le hablo de usted a mi gato) es el motivo por el que compro cómics en formato grapas para mi sobrino.

Si le quiero montar una buena colección ¿por qué no le compro, también, tomos? Es decir: podría comprarle Watchmen o El Cuarto Mundo o el Caballero Oscuro o qué se yo... pero no, me voy a limitar, única y exclusivamente, a comprar grapas. ¿Por qué? ¡Porque molan!

Para mi, las grapas son la esencia del cómic. Esa espera entre números... esa sensación de estar leyendo una historia que continúa... esa ilusión al guardarlos en una bolsita sabiendo que van a quedar ahí, guardados, a salvo, durante más de una década... ains...

Tampoco hay que olvidar la comodidad a la hora de leer cómics en este formato: hace poco comentábamos, entre amiguetes, que sólo en las grapas se pueden ver bien las viñetas centrales de los cómics. Y es que es mejor no abrir demasiado los tomos, para no forzar los lomos y, a veces, no disfruta uno tanto de los dibujos.

Eso no quiere decir que los tomos no estén bien, que lo están y mucho. Además, en muchas ocasiones, es la única manera de poder tener acceso a material clásico de una manera rápida y relativamente económica.

De hecho, mi intención es leerme toda la cantidad de cómics de Spider-Man que pueda a través de los tomos que está publicando Panini (¡mucho más cómodo que no ir haciendo arqueología y buscando números antiguos de diferentes editoriales!)

El caso es que ya sea por nostalgia, por afición o por comodidad, tomé la decisión en su día (después de estar dándole vueltas a este tema durante bastante tiempo) que únicamente compraría grapas para Jan.

Y sí, de verdad, no me permitiría nunca tutearle a mi gato.

«¡Vengadores reuníos!. (Capitán América).

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